Aventurar por Colombia Crónica de viaje

Aventurar por Colombia Crónica de viaje


AVENTURAR POR COLOMBIA

Crónica de viaje


Sin una razón concreta, esta vez, antes de partir rumbo a Colombia para asistir a una conferencia del Comité de Ética de la FIFA y otros compromisos, en mi corazón había cierta preocupación. Quizás, a medida que envejezco voy perdiendo mi espíritu aventurero. Durante mi juventud solía cazar solo en las montañas; a mediana edad, fui solo a los Estados Unidos a estudiar y conseguí un doctorado en derecho y además viajé en carro por más de 5000 kilómetros con mi esposa e hija. Ya siendo mayor, acostumbro a viajar solo, he dejado mis huellas en 34 provincias y regiones autónomas de China (incluyendo Hong Kong, Macao y Taiwán), y en más de treinta países de Asia, Europa, América y Australia. Sin embargo, durante los últimos años mi mentalidad ha cambiado silenciosamente, he dejado de perseguir nuevas experiencias y en cambio prefiero el camino familiar. Tal vez, sea esto un signo de satisfacción con la vida.

Esta no era la primera vez que visitaba Latinoamérica, ya en 2015, participé en el Viaje de escritores chinos a América Latina organizado por la editorial China Intercontinental Press, donde tuvimos la oportunidad de visitar Brasil, Cuba, México, entre otros lugares. Para esta nueva ocasión, le avisé con antelación a la señora Jiang Shan de la editorial y ella contactó a sinólogos colombianos que me invitaron a dar conferencias en la Universidad Externado y la Universidad Jorge Tadeo Lozano en Bogotá. 

Ya que Bogotá es denominada “la cuarta capital más alta del mundo” y como sufro de presión alta, temía un poco por mi salud. Este pensamiento formó una sombra en mi corazón. Sin embargo, en ese momento ya no podía dar marcha atrás. Según mi experiencia, no hay que guardar en el corazón ningún siniestro presagio, es mejor afrontarlo abiertamente. Así fue el comienzo de mi viaje y aventura por Colombia.

Cali, ciudad tropical

Cali es una ciudad tropical, pero no es excesivamente caliente debido a su altitud de más de mil metros. La ciudad  está rodeada por llanuras sin fin, cuenta con una amplia zona de pastizales y cañas de azúcar, el entorno es muy bello y el clima es húmedo. Sin embargo, las calles en la ciudad no son ni estrechas ni planas, los edificios no son ni altos ni bonitos. Al cabo de tres días, asistí a las conferencias de la corte de investigación del Comité de Ética de la FIFA y además visité lugares históricos, museos y las afueras de la ciudad. Aunque llovió diariamente, fueron días espléndidos debido a la corta duración de las lluvias. Además, cada tarde, tenía tiempo para nadar en la piscina del hotel, continuando así con mi rutina deportiva. 

A los colombianos les gusta cantar y bailar, allí la salsa tiene mucho prestigio. El viernes por la noche, gracias a nuestro anfitrión, pude asistir al famoso espectáculo de baile, canto y circo Delirio,  presentación que duró casi cinco horas, incluyendo el baile junto con los espectadores. Debido a que nuestros asientos estuvieron cerca del escenario, fui invitado a bailar, pero admito que no sé bailar Salsa, solo sé unos pasos de Ping Si o Beng Si (bailes populares de China), pero con mi buen ritmo conseguí muchas ovaciones. ¡Las experiencias de aquella noche fueron unas verdaderas “aventuras”!

Al día siguiente, antes de partir, el escritor Medardo Arias Satizábal me entrevistó para el periódico local El País.

Bogotá, la capital

Por la tarde del 27 de octubre, salí de Cali en avión hacia Bogotá y me hospedé en el Hotel Mika Suits. El hotel está localizado en el norte; aunque no era muy lujoso, era muy seguro y tenía un buen ambiente y mucha tranquilidad.

El domingo 28, el profesor Luis Cantillo de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Externado me acompañó a conocer la ciudad. Él estudió en la Academia China de Artes en Hangzhou, sabe hablar inglés y chino. Con él visitamos el centro de la ciudad, el Museo Nacional, el Museo del Oro y también almorzamos en un restaurante de platos típicos colombianos.

El lunes 29 fue un día de mucho trabajo, llevé a cabo tres conferencias, por ello crucé dos veces la ciudad y así experimenté el embotellamiento de Bogotá. A las ocho de la mañana, tomé un taxi junto a Luis para ir a la Universidad Externado que está en una ladera de la montaña del centro de la ciudad. Es una universidad con una larga historia: la Facultad de Derecho tiene más de cien  años y es una de las mejores facultades de derecho de Colombia. La profesora Yesmina Morales, de la Facultad de Derecho Empresarial presidió la conferencia y la profesora Blanca Henríquez, de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Bogotá fue otra de las invitadas. El tema de mi discurso fue la “Ley y la anticorrupción en China”. Este evento se transmitió en la red del campus, pero debido a que el inglés no es tan popular en Colombia y dado que yo hablé en inglés, un profesor tuvo que traducirlo al español. Los profesores Pío García y David Castrillón de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales estuvieron presentes y participaron en el diálogo.

El evento en la Universidad Externado terminó a las 10:00am y luego, acompañado, nos fuimos a la Universidad Jorge Tadeo Lozano y ofrecí dos conferencias en esta universidad. Por la mañana di una conferencia con el tema “Derecho y literatura” en la antigua residencia del ex presidente Carlos Lleras al norte de la ciudad. Los espectadores fueron profesores universitarios y muchas personas del área social, incluyendo a algunos famosos escritores y artistas [por ejemplo Mariana Varela y  Humberto Dorado]. Por la tarde ofrecí otra conferencia en el centro de la ciudad en el Instituto Confucio de la Tadeo con el tema “Políticas contra la corrupción en China”, los espectadores fueron principalmente estudiantes universitarios. El profesor Enrique Posada presidió y recomendó ambas conferencias. Él es un famoso sinólogo, fue ministro consejero en la Embajada de Colombia en China, ahora es director del Centro de Asia-Pacífico y director del Instituto Confucio de la Tadeo. La gerente del Instituto Confucio, Martha Ferro, tradujo las conferencias del inglés al español. Hay una anécdota simpática para compartir: durante la primera conferencia mencioné algo sobre la celebración de mi 37o aniversario de matrimonio con mi esposa a finales de febrero. Debido a mi pronunciación del inglés, ella confundió la palabra celebrar por separar,  dando a entender que le había puesto fin a mi matrimonio. Menos mal alguien del público aclaró el error, y todo el auditorio se echó a reír del alivio. Ella expresó repetidamente sus disculpas y le dije que aquello fue un poco de “humor negro”. Después de la conferencia, fuimos a cenar con el vicepresidente de la Asociación de la Amistad Colombo-China. 

Regreso a casa

A las 3:30 de la madrugada del 30 de octubre, salí del hotel en un automóvil hacia el aeropuerto de Bogotá.  Tomé el avión y después de un viaje de más de cinco horas, aterrizamos en el aeropuerto Dulles en Washington D.C. y me preocupé por no tener tiempo suficiente para hacer el transbordo. Una señorita colombiana que estaba a mi lado me dijo que ella también viajaba rumbo a Beijing en el avión de Air China. Le pregunté si alcanzaríamos el vuelo y ella me dijo que dependía del número de pasajeros que pasaran por el chequeo fronterizo; además añadió que una vez no pudo llegar al avión a tiempo por el gran número de pasajeros, aumentando así mi preocupación. Le pregunté por qué iba a Beijing y me dijo que iría por reuniones de trabajo y unas consultas de salud. Afortunadamente, no hubo mucha gente en inmigración e hicimos rápidamente el transbordo.

Después de catorce horas de vuelo, el avión aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Beijing y a las ocho de la noche del 31 de octubre llegué por fin a mi casa. ¿Pueden imaginar cuántas horas en total me tomó regresar? Es un alivio volver al hogar dulce hogar.

*Traducción: Jiang Lu