NUEVO CORONAVIRUS EN LATINOAMÉRICA: EPICENTRO Y OASIS DE LA EPIDEMIA
Brasil y Uruguay, dos países vecinos, con una relación muy cercana, hoy representan dos polos opuestos del continente en cuanto a la contención del brote del covid-19. Superando el millón de casos en todo el país, Brasil se ha convertido en el ojo del huracán y ha sido el primer país de América del Sur en lidiar con la enfermedad. Sin embargo, al otro lado de la frontera, Uruguay es elogiado en el mundo como un ejemplo de control epidemiológico en medio de la crisis sanitaria que enfrenta América Latina.
El gobierno uruguayo ha tenido un buen manejo de la crisis, reaccionando a tiempo, con medidas claras y una excelente respuesta colectiva de una población responsable que ha sabido escuchar y respetar las medidas tomadas por el gobierno con mucha consciencia social. El 90% de la población uruguaya ha optado por permanecer en casa, en una cuarentena voluntaria. No obstante, en Brasil, las cifras correspondientes al confinamiento, apenas superan el 60%, dependiendo de la región.
El primer caso reportado en Uruguay se dio el 13 marzo y ya a mediados de junio, exactamente tan solo tres meses después (prácticamente el mismo tiempo que tardó China en enfrentarse y superar la pandemia), los niños uruguayos ya estaban regresando a las aulas. Pero no ocurre lo mismo en Brasil que ha reportado su primer contagio el 26 de febrero, mucho antes que Uruguay y que recién en estos días, discute sobre el posible retorno de sus alumnos a las clases para el mes de septiembre (con una población que actualmente en su mayoría, se niega a enviar a sus niños a la escuela bajo la situación crítica actual).
Si bien el abordaje uruguayo ante la pandemia ha sido más flexible que el chino, el éxito y la rapidez para enfrentar y salir de la mejor forma posible de la epidemia, es muy similar. Sin duda, no es lo mismo enfrentarse a una pandemia en un país con 1.400 millones de habitantes que en uno con tan solo tres millones y medio. Y seguramente el factor poblacional es un factor muy importante, clave, que contribuyó al control del virus en Uruguay y que hoy en día, dificulta su contención en países vecinos como Brasil o Argentina que no han sabido responder a tiempo ni frenar su expansión o su curva de mortalidad (siendo Brasil el segundo país del mundo tras Estados Unidos en cantidad de muertes por covid-19).

Uruguay, a pesar de haber cerrado sus fronteras al turismo (al igual que Brasil) y de haber impuesto medidas de permanecer en cuarentena durante quince días para los ciudadanos uruguayos y residentes que ingresaran al país durante la pandemia, teme la propagación del virus que avanza desde sus países limítrofes. La estrategia actual del gobierno uruguayo contra el coronavirus, se basa en proteger a los mayores de 65 años, incentivándolos al autoaislamiento, la mejora de la atención sanitaria, el aumento de los cupos en los refugios para los sectores más vulnerables, así como el cuidado de la alimentación, proporcionando canastas solidarias de alimentos a la población en situación de calle y el incentivo económico, brindando subsidios especiales por enfermedad.
Brasil hoy se enfrenta a una crisis económica, política y sanitaria sin precedentes. Y lo hace sin un ministro de salud pública, tras la renuncia de un ministro y la dimisión de otro, en un período menor a dos meses, por estar en desacuerdo con los dichos y las medidas propuestas por el presidente Jair Bolsonaro. Así, el país hace frente a la batalla más dura de los últimos tiempos sin un ministro de salud, ya que hasta la fecha no se ha designado nueva autoridad para ese cargo.
Diferencias políticas e ideológicas entre el presidente y los distintos gobernadores del país, también contribuyen a esta crisis política donde el setenta por ciento de la población se pronuncia en contra de las medidas del presidente brasileño y lo expresan a través de caceroladas diarias y manifestaciones callejeras que contradicen todas las normas de distanciamiento social y continúan colaborando, de la peor manera, a la crisis sanitaria que desborda el país.
Ante esta situación contradictoria, con un presidente que afirma que la pandemia mundial, que supera los nueve millones y medio de casos globales, no es más que una simple gripe y que no hay nada qué temer ni razón alguna para entrar en pánico, no es extraña la respuesta de la población: personas sin máscara en la calle, centros comerciales abiertos y transporte público abarrotado.
La ciudad de San Pablo, se ha convertido en la ciudad más afectada del país. Con una cuarentena flexible y sin grandes controles. Las autoridades del gobierno de la ciudad han tomado medidas como adelantar todos los feriados de los meses de junio y julio en mayo, para motivar a sus ciudadanos a permanecer en casa y evitar el colapso en los hospitales. Sin embargo, la cifra de personas en confinamiento siempre fue muy inferior a lo necesario para que los hospitales no se desbordaran y fuera indispensable, así, la construcción de hospitales de campaña de emergencia que contribuyan a aumentar el número de camas necesarias.
Afortunadamente, tanto Brasil como Uruguay han recibido valiosas ayudas humanitarias, especialmente provenientes de China. China fue el primer país en el mundo en enviar donaciones a Uruguay (así como también Uruguay ha sido uno de los primeros países en hacer valiosas donaciones a China), tras el brote de la pandemia y lo mismo ha sucedido en Brasil, donde China ha puesto por encima sus valores humanos y ha sido muy solidaria enviando material médico de todo tipo, ante la carencia del mismo en ciudades como Río de Janeiro, dejando de lado las diferencias políticas.
En chino la palabra “crisis” [危机] se construye por la combinación de dos ideogramas que corresponden a las palabras peligro y oportunidad, representando que, en cada crisis, hay una oportunidad. Creo que esta situación tan delicada que estamos viviendo hoy, estrechará aún más las relaciones entre China y Brasil y China y Uruguay. Una vez superada la pandemia, se logrará crear unos lazos de amistad más sólidos y duraderos que, estoy segura, se consolidarán en nuevas cooperaciones e incluso, en nuevas áreas que aún no se han explorado.