“PAGODA”: ANTOLOGÍA DE POESÍA CHINA CONTEMPORÁNEA
Pablo Rodríguez Durán [1]
Para el año 2020, con motivo del aniversario de los cuarenta años del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Colombia, el escritor y sinólogo Enrique Posada se propuso gestionar una publicación bilingüe de poesía que reuniera a poetas de ambas orillas. Debido a la pandemia, los planes se aplazaron, pero esta ralentización del tiempo hizo que la cosecha fuera doble. En China, la editorial Wenyi de Sichuan va a publicar “El Canto del Cóndor: Antología de poesía colombiana contemporánea”, y en Bogotá la editorial Uniediciones acaba de publicar “Pagoda: Antología de poesía china contemporánea”. Esta publicación está editada por Shen Haobo, y cuenta con cuarenta poetas contemporáneos chinos. La traducción estuvo a cargo de la peruana Isolda Morillo y el colombiano Pablo Rodríguez, quien a continuación nos traza una breve introducción y comparte seis poemas incluidos en el libro.
Navegando sobre y entre estos versos pueden divisarse desde simples hábitos cotidianos hasta enigmáticos principios filosóficos; contradicciones modernas y evocaciones, conscientes o inconscientes, a poetas de antaño, a sabios de otros tiempos, a costumbres tan arraigadas en este pueblo que ya se han entretejido con los mismos cauces por donde rueda la sangre de los poetas contenidos en la presente antología, empapada (se abrace o no) del mismo manantial de sabiduría milenaria de la China antigua.
Es una poesía libre y tolerante, absolutamente despojada de toda cadena, y en ella las palabras se tornan maleables y dialogan en medio de su evocadora sencillez, pues la sencillez desde siempre ha sido objeto de observación, si no meta de cultivo interno, para los chinos. Por ello hay instantes fugaces entre estrofas, reflexiones de lo irreductible y odas al cosmos a veces diáfanas, a veces disfrazadas, con frecuencia ligeras y burlonas, incluso, celebrando el fatal devenir de la existencia con arpegios de lo inverosímil, que en el fondo sólo reflejan transparentes una cruda y compartida realidad.
Poesía (Ouyang Yu)
Poesía
No se puede detener un tanque
pero se puede convertir
al operario en poeta.
Y él saltará de esa pila de acero
se echará bajo la fresca sombra de un árbol
y sumido en profundas cavilaciones compondrá
los siguientes versos
cuando la primavera aún no llegaba
un pequeño pájaro
cayó
en la verde boca del cañón
…
Qué escribe el poeta (Nan Ren)
Mucho se puede escribir de una herida
y cuando cura, también se puede cortar tela
de la cicatriz
El dolor, sin embargo,
está en presente.
Civilización (Nan Ren)
Los blancos
usan a los negros
para que en los museos
más famosos del planeta
vigilen lo que hurtaron
de los amarillos.
Poética de la realidad (Yi Sha)
El paralelo 38
más que un paralelo
son 4 Km de ancho
que trazan el límite
entre Corea del Norte
y Corea del Sur.
Esta zona desmilitarizada
desde hace 60 años
es el santuario
de animales
más exitoso y protegido
sobre la faz de la tierra

Algo (Huang Haixi)
En la pared de su oficina hay una leyenda colgada
en la pared:
Acá no hay nada
Mas en la mesa justo
bajo estas letras
dispuestas sin orden aparente hay:
Un cenicero metálico, libros varios, portalápices de plástico,
un equipo de sonido bien montado…
Flores falsas, computador, teclado, lentes, tres bolígrafos,
ansiolíticos…
Tinta de sello, papel higiénico, múltiples tarjetas de otros personajes,
la marca de la empresa, cuadernos…
Cigarros, encendedor, tijeras, un router, cargador, hojas de té…
Pinceles, artesanías en piedra, una foto grupal de quién sabe qué
reunión, facturas de todo tipo…
Un certificado de nombramiento honorario, una botella a medio
terminar de algún refresco pigmentado, un formulario por firmar
de 4920 yuanes por el bono de fin de año del año pasado
El hombre sentado frente a él en el sofá
y con quien discuten de las féminas en la oficina
varias veces le pregunta:
¿seguro que no quieres
que te ayude a ordenar un poco?
Crucifijo Made in China (Yao Feng)
Obreros azules sentados
junto a la línea de producción
procrastinando…
Todas y cada una de las cruces metálicas
dudan de Dios,
mas nunca cuestionan su orden de compra
¿Sabrá Dios lo barato que es hacer
estos símbolos sacros en China?
Los obreros se concentran en su oficio
una devoción profunda se dibuja en su expresión
¿Creerán en Dios?
¿Acaso en su más aciaga hora
besan la cruz y apelan al Altísimo?
¿o terminarán esta fútil existencia
de cara al abismo
acariciando las alturas de un capitalista rascacielos?
Árboles de hoja perenne (Yao Feng)
Ha sufrido de Alzheimer muchos años
hoy tiene ochenta y nueve
en su entrada hay un denso y voluptuoso
follaje de acebos
Él, cada mañana llega al pie de los árboles
y orina
Su estación preferida es invierno
por la espiral de bruma que se forma con
el líquido caliente
y cobija los acebos y las encinas
Orina concentrado y largo rato
hasta que la bruma lentamente se disipa
y la luz del sol envuelve saltarina
el verde jade de un acebo.
El mundo (Yao Feng)
Vi
a una mujer hermosa y refinada
cual inmaculado figurín de porcelana
Vi a las demás…
feas, toscas, cada vez más viejas
en sus rostros, hombros, vientres y vagina
soportando el peso de cien machos.
Vi
a una prostituta suavemente acariciando
el agujero de su calcetín
y a una joven madre, tras su marido
abrazando con fuerza a un niño tembloroso.
Vi
a algunos hombres
firmes como piedras.
Vi a los demás…
con la piel más pálida que la luna.
Visten faldas, para ocultar
sus muslos peludos.
Antes de soltar palabra remueven
su dentadura postiza
la sitúan dentro del joyero
y con un negro pene entre la boca
divulgan la verdad.
Vi
que algunos rincones oscuros
son más oscuros
que otros.

[1] Profesor Universidad Jorge Tadeo Lozano. Traductor literario e investigador.